MÉXICO Y SU IMPUNIDEMIA
Desde hace muchos años, México vive y padece de una IMPUNIDEMIA: su peor crisis de derechos humanos, corrupción, y violencia.
La cura contra esa, nuestra peor y más letal pandemia, se encontró desde hace varios años, cuando se decidió extinguir la enfermedad, la corrupta y colapsada Procuraduría General de la República (PGR) que tenía secuestrada la procuración de justicia como herramienta política de los gobiernos en turno, para crear una Fiscalía General de la República (FGR) autónoma, eficaz e independiente del poder político.
Sin embargo, la cura para la IMPUNIDEMIA no ha querido aplicarse. Ni el gobierno anterior, ni el actual, han tenido la 1 voluntad de cumplir lo más básico, que son las reglas dadas por el Congreso de la Unión para concretar la transición de la PGR a la FGR.
Para decirlo claro: el Fiscal General de la República lleva más de un año violando la ley que rige la institución que encabeza. Su propia ley.
En las últimas semanas, la extradición de Emilio Lozoya han puesto a la Fiscalía General de la República (FGR) y a su titular en el centro de la atención pública.
Fuera de ese caso de alto perfil, la actuación de Alejandro Gertz Manero ha sido opaca y distante de las víctimas y de la sociedad civil. La misma opacidad que rigió su designación por el Senado de la República, el 22 de enero de 2019, a pesar de las serias dudas sobre su independencia, dada la cercanía de Gertz con el Presidente de la República, quien desde el primer día de su gobierno lo nombró encargado del despacho de la PGR. Gertz pasó de titular de la PGR, a titular de la FGR. En otras palabras, a pesar de que el “pase automático” fue eliminado de la Constitución, Gertz termino siendo electo, tras un proceso de selección en el Senado que fue calificado por muchos como “una simulación” .