La enseñanza del Derecho en el nuevo sistema penal

             Desde sus inicios más primitivos la profesión docente ha afrontado múltiples retos. Las dificultades inherentes a la labor académica tienen relación directa con la propia condición humana.

            En la actualidad los juristas que también nos dedicamos a la docencia afrontamos una serie de desafíos sobre los que bien vale la pena reflexionar aunque sea someramente. La vida universitaria plantea convivir con estudiantes de diversas edades, condiciones sociales, nacionalidades, ideologías y costumbres. La planeación de las clases debe considerar todos estos factores equilibrando así las condiciones mismas del ambiente en el aula. Un entorno positivo, respetuoso y dinámico despierta el interés de los estudiantes.

            Respecto a la enseñanza particular del nuevo sistema penal acusatorio-adversarial, el primer obstáculo que encuentra el profesor es el tiempo. Naturalmente, en cuatro o cinco meses, no existe espacio suficiente para poder abarcar con comodidad los contenidos de un programa más o menos ambicioso. Una interrogante que ha surgido entre los colegas penalistas radica en poder delimitar hasta dónde hay que impartir solamente el nuevo sistema o si también es importante introducirlos al marco normativo que va de salida. Hay que tomar en cuenta que aunque el nuevo sistema legalmente ya entró en vigor en todo el país y en todos los fueros, existe un importante rezago de asuntos que aún deben terminar de desahogarse bajo las pautas del sistema tradicional. Los expertos calculan que por lo menos se necesitarán unos diez años para finiquitar todos los procesos que están pendientes. El retraso, entonces, también impacta los programas de los profesores al interior de las aulas. La postura concreta del Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana consiste en que es más conveniente concentrar la mayoría de las cesiones en el nuevo sistema pero dedicar una parte no menos importante al sistema mixto aún vigente. De esta manera, los alumnos tendrán mayores herramientas si empiezan a trabajar como practicantes o incluso cuando ya sean licenciados en Derecho.

            En cuanto a las aptitudes que se requieren para el nuevo sistema mucho se ha discutido, y el alumnado también se ha preocupado por ello. El desarrollo de competencias concretas tales como la capacidad de síntesis, improvisación y argumentación oral son esenciales. Sin embargo, la inmensa mayoría de los estudiantes logra alcanzar dichas aptitudes conforme va madurando en su vida universitaria. Un elemento que sin duda abona positivamente es la participación en concursos, foros, debates así como la cotidiana discusión en clase. En ese foro el profesor ejerce un rol trascendental como guía de la disertación. El docente debe propiciar el diálogo generando confianza en el aula.

            En cuanto a los obstáculos que encontramos los profesores, es viable afirmar que los alumnos de las nuevas generaciones buscan soluciones inmediatas a sus inquietudes; vivimos inmersos en la cultura de la inmediatez y las recetas. Hoy en día basta con buscar en internet algún tema para que en pocos segundos se tenga una respuesta superficial pero que muchas veces resulta satisfactoria. Ocurre también que los alumnos contrastan datos, informaciones e incluso opiniones de los docentes con otras tantas que se encuentran en la red. En este contexto el proceso penal acusatorio ha tenido mucho éxito en la web. Existen canales, blogs, videos, páginas informativas, códigos, libros e infinidad de artículos que en ocasiones no tienen la profundidad o la precisión que requiere un estudiante universitario. Será labor del docente especializado desmitificar conceptos y transmitir un conocimiento verdaderamente científico. Para tales fines la libertad de cátedra adquiere su máxima importancia.

            El internet llegó a nuestras vidas hace un buen rato y llegó para quedarse. Es viable compaginar la consulta de libros, la asistencia a conferencias y demás con la información de la red. Por ejemplo: a los alumnos de procesal penal suele costarles mucho trabajo distinguir algunos momentos de la nueva dinámica procedimental. Una buena y sencilla técnica consiste en proyectarles algún video donde observen los diversos momentos del juicio que generan dificultad.

            A modo de síntesis, en realidad, para aprender la nueva dinámica del sistema acusatorio-adversarial se necesita fundamentalmente que el profesor logré transmitir gusto e interés por la materia. No se requiere ser un gran retórico al estilo romano para poder aprender el nuevo paradigma penal. Concientizar a los alumnos sobre el cambio histórico por el que atravesamos e involucrarlos como actores esenciales del mismo resulta de la máxima importancia.

            Finalmente, estimamos que como complemento a la educación teórica (porque como decía Kant, lo que bien sirve para la teoría también sirve para la práctica), es importante que el futuro penalista se involucre en prácticas profesionales o comience a laborar como aprendiz en algún despacho. En este sentido, la formación del alumno se complementa abarcando aspectos teóricos y prácticos de tal suerte que aquello que aprende en sus clases lo observa directamente en los tribunales o ministerios públicos.

            Sin que suene a romanticismo, no quiero concluir estas líneas sin decir que el nuevo sistema penal es a todas luces atractivo, novedoso, transparente y en general mejor que el anterior. Los profesores nos encontramos ante una oportunidad extraordinaria de formar excelentes penalistas de esos que tanta falta hacen a nuestro país.

Sobre el autor:

 Gilberto Santa Rita Tamés

Doctor en Derecho por la Universidad de Sevilla. Profesor investigador del Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana campus Santa Fe, Ciudad de México. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

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