José D.T. Paganelli
Este mensaje no es un consejo, no es una sugerencia, es tan solo un pedido. Millones de mexicanas y mexicanos que votaron por Usted, al igual que tantos otros que ese día no fueron a votar, están esperando un gran gobierno suyo. Las expectativas son enormes y la realidad difícil. No es una combinación deseable, pero no podemos elegir.
Cómo alguna vez dijo Pepe Mujica, “los hombres aprenden más de la adversidad y del dolor que de la bonanza”. La victoria tiende a hacernos engreídos, mientas que la adversidad templa nuestro carácter. Nos obliga a aprender. A cambiar. A hacer las cosas de una manera diferente de la que pensábamos correcta. Yo le pido entonces, Señor Presidente, que no se crea triunfador. Hasta ahora solo ganó la elección. Una elección que parecía imposible de ganar hace seis años, es cierto, luego de lo ocurrido hace doce. Esas derrotas representaron aprendizajes, y fueron esos aprendizajes los que permitieron su triunfo el pasado 1ro de julio. Pero esa victoria será “pírrica” si asumimos que el objetivo ya está cumplido.
Estas primeras semanas de “presidencia virtual” estuvieron cargadas. Por un lado de anuncios, y por el otro, de descalificaciones. Por lo general, los anuncios vienen de su parte y las descalificaciones de sectores que, ya hoy, se asumen como opositores, aún antes incluso de que Usted haya asumido el poder. Pero también ha habido críticas certeras. Cuestionamientos hechos por ciudadanos probos, especialistas e interesados por mejorar el proceso de toma de decisiones. Pongamos por caso su anuncio -a dos días de la elección- de un programa de fomento al primer empleo en el que el gobierno proveerá los recursos (más de 100 mil millones de pesos) para que las empresas contraten a jóvenes sin experiencia. La evidencia arrojada por la evaluación de estos programas en otros países del mundo, e incluso en México, nos hacen pensar que no es la mejor alternativa de política para mejorar las oportunidades de empleo de quienes tienen una baja calificación. Hacer una crítica constructiva de este punto no supone estar en la vereda de enfrente. Más bien todo lo contrario.
Vayamos ahora al caso más sensible por sus implicaciones políticas e institucionales. La multa de 197 millones de pesos dictada por el Instituto Nacional Electoral (INE) a Morena, por supuestas irregularidades en el diseño y operación de un Fideicomiso (privado) en el que participaron muchos ciudadanos afiliados a su partido. Diversos análisis, al menos los serios, muestran que no hay evidencia de un desvío de esos fondos para ser utilizados en la campaña electoral a favor de Morena. Sin embargo, la participación de muchos hombres y mujeres de partido en el uso de este tipo de fideicomisos, es algo que debe estar sujeto a investigación, regulación y control. Lejos de responder con la templanza del Estadista, Usted hizo -una vez más- uso de la descalificación. Fue Usted quien denunció las intencionalidades políticas a través del uso faccioso de las instituciones, en este caso electorales. Si bien es legítimo creer que puede existir dicha animosidad, no puede el Presidente hacer críticas con el mismo nivel de liviandad y falta de precisión que parece caracterizar la decisión del INE. Mucho menos cuando se está dispuesto a aceptar los resultados favorables que ese mismo Instituto convalidó luego de los cómputos electorales. O todos “coludos”, o todos “rabones” como reza el dicho… O mejor, “todos con las pruebas en la mano, y la descalificación en los bolsillos.”
Por ello, y porque México y los mexicanos merecen un sexenio diferente, quisiera acercarle un pequeño pliego petitorio. Un conjunto de requerimientos que no se concentra tanto en los objetivos de las políticas sino en la forma de llevarlas adelante. Porque “la forma es fondo”, y en democracia aún más, humildemente, se los comparto:
Dejar la tribuna y abrazar al Estadista. Algunas de sus primeras decisiones representan la temple del hombre de Estado. Otras, lo ubican en la tribuna del candidato. Hasta el siguiente período electoral, le pido que AMLO deje paso al Presidente. “Dejar la tribuna y calzarse el traje de Estadista” implica tomar decisiones pensando en la nación. Orientar hacia lo público el proceso de políticas. Lo público es lo accesible, lo no opaco, lo que es del interés del común. Lo publico es lo diverso, en ocasiones desigual, heterogéneo. Y tomar decisiones con orientación pública supone el desafío de construir políticas relativamente homogéneas pero capaces de lidiar con esa realidad diversa y desigual. Ello no significa alejarse de la gente. Muy por el contrario, es cada vez más necesario no perder consciencia de las condiciones de vida de los ciudadanos, para que las decisiones tomadas en las oficinas del gobierno incluyan también esa realidad como evidencia de base para las políticas.
Tolerancia y rendición de cuentas. La campaña terminó. Aunque la vida política esta llena de oportunismo, y a muchos de quienes perdieron se les dificulta -puertas adentro- aceptar la legitimidad de la derrota, el tiempo de la diatriba ya pasó. De hecho, Usted no la usó -y qué bueno- durante la campaña electoral. Cuanto más lo atacaban y Usted menos respondía, su popularidad más aumentaba. Por ello, cuando haya dificultades, cuando surjan escándalos, le pido que tome distancia. Que contribuya a la investigación, que rinda cuentas si es necesario, y acepte los errores si los hay. El pueblo, está visto, no quiere gente infalible. Quiere representantes. Gente que hable en su nombre. Que tome decisiones a favor de sus intereses. Que les hable con la verdad. Que les genere confianza. Si hay imperfecciones, que las habrá, subsánelas, pero acepte su existencia. Si se niega, será calificado de intolerante, de “igual a los demás”. Y su amplia legitimidad reside en la diferencia de los demás. Por favor, no se convierta en uno más de aquellos a quienes la sociedad ya les dio la espalda.
Pedagogía social y argumentación. Como Usted también lo cree, la política puede ser algo bueno. El término política viene de “polis”. La polis es el espacio físico y simbólico que enmarca el ejercicio público del poder. Por tanto, paritidizar el proceso de toma de decisiones no parece una buena idea. No se trata de sacrificar la representatividad de aquellos que lo votaron, pero ofrézcanos evidencia de que esas decisiones son las más adecuadas de acuerdo con las ideas y los valores que la sociedad defiende. En ocasiones se van a sacrificar intereses propios, y se van a favorecer ajenos. Cuando eso ocurra, no construya justificaciones; denos argumentos. Expliquemos por qué se hace eso y no lo que hubiéramos querido. No subestime al pueblo, porque el pueblo, como Usted lo ha dicho, es sabio, es racional. Puede calcular. Sabe cuando lo engañan, y se ilusiona cuando vale la pena.
Con su triunfo, señor Presidente, una buena parte del pueblo de México está ilusionado. Usted y su equipo deben honrar esa ilusión, y cuando no se pueda, explíquenos por qué. Sin enojos, sin insultos, sin descalificaciones. Aunque la víscera nos tienta a todos, deje a un costado al AMLO candidato, y cálcese el traje de Presidente. Porque tal y como lo decidieron sus compatriotas, no hay mejor que Usted para el encargo. Descrea de su triunfo Sr. Presidente pero asúmase como tal. Muchas gracias.
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