Ciudad de México.- Si las elecciones fueran un juego de fútbol, los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) serían el árbitro encargado de que los partidos políticos y sus candidatos, gobiernos y empresas privadas; respeten las reglas establecidas, y si no lo hacen sancionarlos para garantizar que el resultado sea legítimo.
Así, para que los magistrados tengan un desempeño correcto, deben garantizar su independencia respecto de quienes participan en el proceso electoral, de manera que apliquen la ley en libertad y conocimiento plenos.
-Cuando hay una competencia electoral los jugadores se pican los ojos, se dan sancadillas, o a veces abusan de un poder dominante.
El juez es como el árbitro en los partidos, no puede ser parte, sino estar por encima de los jugadores, eso garantiza la legitimidad de su existencia; se ganan su legitimidad diaria sentenciando de la mejor manera -, explica Miguel Eraña, académico de la Universidad Iberoamericana.
“Con jueces independientes e imparciales se garantiza el acceso a la justicia, con mejores condiciones, dignas de un estado democrático”, asegura.
Según Eraña, el hecho de que el nombramiento de los magistrados electorales dependa de los partidos políticos, propicia que se designen jueces a modo que terminan representando los intereses de quienes los eligieron.
“Estos procedimientos son colonizados por los partidos dentro de las cámaras. Típicamente en el Senado uno pudiera decir está perdido todo, porque los partidos dominantes terminan poniendo jueces a modo, y que en santa paz cada quien tenga un magistrado, esto en teoría no es bueno, pero no es el único país del mundo donde la partidocracia hace de las suyas en los procedimientos de elección de los jueces”, afirma.
Sin embargo, a decir del especialista, una vez en el cargo los titulares del TEPJF están llamados a hacer valer sus nombramientos desde la ética, y a asumir su rol con libertad.
-Una vez que se instalan para eso tienen mandatos largos de una decena de años o de nueve años, porque tienen la posibilidad, de usando sus garantías de independencia e imparcialidad, desmarcarse de los partidos que los nombraron y eso lo tienen qué hacer a través de procedimientos abiertos, transparentes y por supuesto estudiando y razonando lo que opinan y resuelven en cada asunto-,dice.
Eraña explica la imparcialidad como la capacidad que tienen los jueces, de no estar sometidos a ningún poder o influencia que desmerezca su función.
Los magistrados, afirma, deben garantizar que toda persona, candidato, partido político, empresa privada, organización no gubernamental, o aquel que acuda a un juzgado, a una sala superior, o a la corte; será escuchado en sus demandas, por un poder imparcial, libre de prejuicios, sin una posición tomada con antelación a que se le presenten las demandas judiciales.
“Tenemos que tener garantizada la independencia, es decir, que haya ordenamientos y reglas aplicación, para que los que concurramos a juicio tengamos la certeza de que esos jueces, a la hora de resolver, fueron suficientemente expertos escuchando a las partes”, consideró Eraña.
Para el entrevistado, de la capacidad que tengan los actuales magistrados del TEPJF para ser independientes e imparciales a la hora de juzgar, dependerá que no se repita el “vergonzoso” escenario de 2006, en donde 2 personas distintas: Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador, se proclamaron a sí mismos presidentes legítimos.
-No sirve de nada tener jueces que no tienen sentido de justicia. Pueden estar súper habilitados pero si su pata coja es la enemistad con la justicia, entonces tenemos la vergonzosa experiencia de 2006- aseveró.
Por Gerardo Romo
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