La Presidencia de la SCJN.

anteriores hemos señalado el contexto particularmente complicado en que se da la elección: una situación actual de crisis institucional del Estado mexicano que tiene impacto importante en la administración de justicia; una etapa de transición de la justicia mexicana a partir de varias reformas, particularmente, la reforma de justicia penal; y, la aspiración de seis de diez ministros de la SCJN, escenario que por lo menos llama la atención y del cual podría inferirse la falta de acuerdo y de cohesión entre los ministros hacia el interior de la Corte. Aunque importante y trascendental para los destinos del país, este proceso pasa desapercibido para la mayor parte de la sociedad por ser un proceso totalmente alejado y ajeno para la ciudadanía. El hecho de que la elección se dé en un día con tan poca actividad política y al final de un periodo vacacional nacional impide que pueda darse un debate serio y una discusión profunda sobre los proyectos, retos, problemas e ideas respecto del camino que debe seguir el Poder Judicial de la Federación. Además es un proceso cerrado y oscuro, pues el voto de los ministros es secreto y en ningún caso hay una explicación del porqué se vota en cierto sentido u otro. Esto genera suspicacias y especulaciones respecto a la injerencia de los poderes políticos partidistas en la decisión interna de la SCJN. En ese sentido sería importante reconsiderar y reformar tanto las fechas como las formas de la elección de Presidente de la SCJN de manera que pudiera abrirse un debate serio sobre los proyectos de quienes aspiran a dirigir el PJF y en el que los ministros de la SCJN justifiquen su voto con responsabilidad política ante la ciudadanía. En esta elección, se ha dado un fenómeno inusual en estos procesos: una campaña en redes sociales y en medios de comunicación impresos a favor de la Ministra Margarita Luna Ramos (#TodasconMargaritaLuna) para la presidencia de la SCJN. Más allá de que la ciudadanía no pueda participar en la votación, esta campaña genera dudas respecto de su espontaneidad, sus objetivos y sobre los recursos económicos que se estén destinando a ella. Por otro lado, varios trascendidos de medios de comunicación hablan de un “acuerdo amarrado” entre los ministros para impulsar al Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena como “el candidato del Presidente de la república”. Al ser una elección cerrada y oscura frente a la sociedad, este tipo de eventos, trascendidos y rumores políticos generan sospechas que terminan minando la confiabilidad la SCJN y del PJF ante la sociedad. Por ello es necesario la modificación de estos procesos para no dar lugar a especulaciones y que los ministros de la SCJN decidan de frente a la sociedad y que se rindan cuentas por la decisión. En un año en que también se designará a tres ministros (uno en próximas fechas y otros dos al final del año) es importante la fortaleza institucional de la SCJN. Una fortaleza que muestre la independencia y autonomía de este órgano para generar la confianza ante la sociedad. Señalar la injerencia de otros poderes y fuerzas políticas en la designación de presidente o de ministros de la SCJN sería, en caso de ser cierto, un diagnóstico y no una conclusión del proceso. No podría ser nunca una conclusión. Es un diagnóstico de los procesos de elección y designación que hay que cambiar y modificar para fortalecer al Poder Judicial de la Federación, para hacerlo independiente y autónomo por medio de la rendición de cuentas, la transparencia y la responsabilidad frente a la ciudadanía necesarias para una justicia abierta.]]>

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